La utilización del humor en el acompañamiento terapéutico.

Apresentado en “Integrando identidades” - 1er. Congreso Uruguayo, X Iberoamericano y IX Internacional de Acompañamiento Terapéutico, Montevideo: 20 a 22 de noviembre de 2014 

Hailton Yagiu 

"El secreto del humor es la sorpresa." (Aristóteles.)

"El humor es la manifestación más elevada de los mecanismos de adaptación del individuo." (Sigmund Freud.)

 

Presentación del humor

De acuerdo con la alegoría creada por el escritor y poeta Inglés Joseph Addison (1672-1719), el humor tendría como la madre mirth - la alegría que se expresa a través de la risa - y como el padre wit - el ingenio - que a su vez era hijo del buen juicio (good sense), este hijo de la verdad (truth) que sería el fundador de esta familia, por tanto el humor tiene un origen ilustre, pero su definición y los instrumentos para su comprensión varían según el campo de estudio y las hipótesis como pudimos verificar en la historia de la evolución de este término. En general, podemos definir el sentido del humor (influenciado por la tradición alemana) como la actitud de percibir, crear y expresar, por medio de palabras o gestos, las conexiones originales entre personas, objetos, situaciones o ideas que hacen reír a las personas a las cuales se reportan porque ellas entienden y aprecian su significado.

El humor es considerado tanto un estímulo (las comedias), un proceso mental (la percepción o la creación de ideas divertidas), como un rasgo de la personalidad (la facilidad de producción de humor) o una respuesta (las risas). El humor todavía se considera un medio de comunicación y un mecanismo de enfrentamiento (coping) que tiene desde el punto de vista terapéutico un efecto fisiológico y psicológico tanto para las personas como para los profesionales.

El humor se distingue de otras expresiones como: el cómico que está más conectado a las reacciones corporales, el gestual y mímico, y carece de entendimiento (tropiezo, pastel en la cara), además de ser universal y vinculado a las emociones que producen risa, mientras que el humor es privado y relacional, y la risa no es esencial; la ironía es que una combinación de humor con la agresión, que invierte el verdadero significado de algo en un contexto determinado; el sarcasmo, que es un trastorno del humor como consecuencia de la falta de valores y principios idealizados, casos que involucran de manera directa la agresión; el chiste que es un engaño del aparato psíquico, una forma indirecta de expresar una representación reprimida. Es importante tener en cuenta que el humor y la risa tienen estrecho vínculo aunque sean diferentes. El humor es una experiencia de aprendizaje y una forma de comunicarse, mientras que la risa es una experiencia conductual, fisiológica y psicológica.

El humor en la salud

En el campo de la salud se ha estudiado el humor como un mecanismo de afrontamiento (coping) en varios tipos de pacientes, como los oncológicos, los geriátricos, terminales y también en los profesionales de la salud que viven situaciones de estrés en los medios de cuidados intensivos o de emergencia. Varios estudios o reflexiones se centran en el humor en un contexto psiquiátrico o terapéutico como un medio de comunicación entre el terapeuta y el paciente o en la terapia de grupo. Específicamente en el caso de la psiquiatría la posibilidad de mostrar una realidad con otra mirada, o de modificar las percepciones restrictivas de los pacientes es uno de los fuertes motivos para su utilización. 

Para Vera Robinson referencia en este tema, el humor es un medio de comunicación de tipo cognitivo que conduce a una respuesta emocional de diversión, de placer y que da como resultado una respuesta en forma de conducta física como por ejemplo la risa. Por lo tanto, el humor es un complejo fenómeno fisiológico, psicológico y cognitivo.

Las características de la utilización del humor

Las características de la utilización del humor entre los profesionales y los pacientes parecen tener un consenso, la mayoría de los estudios existentes concluyen que en este escenario el humor es contextual, situacional y espontáneo. Apareciendo en situaciones comunes, motivados por circunstancias de momento y por las interacciones, según Robinson los casos de humor no son planeados, pero espontáneos y muy apegados al contexto, y pueden ser leves y expresivos o más ostensivos, pero siempre de acuerdo con el contexto de los cuidados, aunque inesperada y espontánea él puede ser intencional, es decir, con la intención de burlarse.

Ciertas características relativas a los profesionales pueden influir en el uso del humor y sus efectos, tales como: la intuición; el juicio; la experiencia; la personalidad y la actitud con respecto a su uso en la práctica profesional. Estudios revelan que el humor se basa en la intuición, sensibilidad y el juzgamiento del profesional y que la empatía es un requisito previo para su uso en el contexto de los cuidados. La comprensión de cómo los pacientes se sienten instintivamente, estar en sintonía con ellos y colocarlo cuidadosamente fueron actitudes reveladas por los estudios.

Según las investigaciones es unánime de que hay un tiempo y un lugar para el humor, cada situación requiere un juicio del profesional, siempre su experiencia personal modula la percepción en cuanto a lo que se considera apropiado e inapropiado, y para introducir el humor es necesario obtener pistas para evaluar la situación y aprovechar el momento, consecuentemente la noción de tiempo (timing) es considerado esencial.  

Para Robinson la personalidad y sentido del humor están estrechamente vinculados. La capacidad de reír está íntimamente ligada a la capacidad de jugar, de imaginar, de tolerar la ambigüedad, la incongruencia y el absurdo y ver el lado divertido de las situaciones. Otro factor revelado por los estudios es la interferencia de la experiencia profesional; profesionales más jóvenes mostraron actitudes más negativas hacia el humor, mientras los con más experiencia expresaron actitudes más positivas.

Las características relacionadas con el paciente pueden ser categorizadas como condiciones que favorecen o limitan el uso del humor. Las investigaciones apuntan que si el humor es importante para las personas en sus vidas en general, se conservará su importancia en situaciones de cambio, por lo menos una vez que la fase crítica se pase. Sin embargo, si los pacientes son difíciles, tímidos o asustados, el humor puede ser un medio eficaz de comunicación, de acuerdo con estudios realizados por Beck.  

Las condiciones de la utilización del humor

Las condiciones relacionadas con el paciente revelan cuando el humor es inapropiado. Estudios revelaran que estas condiciones están vinculadas a la edad de la persona, ciertas características personales o la situación de crisis en la que se encuentra, como por ejemplo en una etapa crítica en el aspecto físico, una ansiedad, un alto estrés, después de un intenso dolor, pero después que la fase crítica esté bajo el control usted puede permitir la emergencia del humor. En una persona psicótica el humor puede ser inadecuado a menos que el paciente lo inicie, añade que el humor debe ser abordado con precaución cuando existen diferencias culturales entre profesional y paciente.

Las investigaciones aun muestran que el uso del humor con los pacientes siempre requiere prudencia, ciertas situaciones tienen características que puedan incitar a la utilización del humor para disminuir la molestia de ambas partes y en algunos casos para mantener el control social. Algunos obstáculos pueden hacer variar la frecuencia de su uso, si la situación es difícil, embarazosa o incómoda el humor ayuda a el profesional, paciente o ambos a hacer frente a la situación y se convierte en una forma de apoyo a los pacientes.

Estudios revelan que para hacer frente a situaciones inusuales y vergonzosas los profesionales a menudo utilizan el humor en conjunción con otros métodos, para minimizar las molestias, reducir la vergüenza y calmar la situación particular en contextos en los que el paciente es incapaz de controlar lo que pasa en virtud de su proceso patológico. Esto le permite gestionar situaciones en relación a sus propios sentimientos y tiene como objetivo proteger los del paciente. Robinson informa que si el estrés es poco elevado el humor a menudo surge entre el paciente y el profesional, a diferencia del estrés es muy alto adonde la utilización del humor sucede más entre los profesionales.

La relación profesional-paciente debe caracterizarse por el respeto a la persona y sus valores. El humor jamás debe insultar o violar su dignidad. Según Greenberg sin la presencia de la simpatía, del afecto y de la confianza no se puede definir el humor como apoyo emocional y de ayuda, y también una relación de confianza debe estar siempre presente precediendo al humor.

Las consecuencias de la utilización del humor

Las investigaciones realizadas muestran que las consecuencias del uso del humor por los pacientes son en su mayoría de orden psicológica. El humor puede ser o llegar a ser un mecanismo de afrontamiento (coping) para combatir el estrés, además de ser un medio de expresión aceptable en situaciones de conflicto. El humor parece aun proporcionar una sensación de control, dignidad, integridad y mejorar la autoestima cuando se puede hacer reír a los demás y cuando se puede reír con los profesionales. Los pacientes se sienten apoyados, alentados por el humor y sienten una disminución de sus ansiedades distanciándose de las emociones negativas y aumentando las emociones positivas. El humor da el tiempo para prepararse para una situación difícil y mejorar la confianza en la vida y la supervivencia.  

Según los estudios el humor ayuda a tolerar los tratamientos desagradables, lo que permite la expresión de emociones o de su negación, el sentido del humor también ayuda al bienestar del paciente permitiendo airar sus sentimientos más difíciles de expresar, aliviar la tensión y relajarse, factores que pueden ayudar a reducir su dolor. En cuanto a la comunicación, el humor está en un nivel superficial, por crear un ambiente relajado y social durante la interacción profesional paciente ayudando a que este se sienta como en casa. El humor y la risa suavizan el ambiente, alivian tensiones y molestias, ayudan a poner a un lado los roles sociales establecidos y a encontrar un encuadre que se adapte mejor a las necesidades del paciente. De acuerdo con el estudio de Greenberg el humor también puede sugerir una nueva visión de la realidad y de la esperanza, así como llevar al desarrollo de nuevas creencias.

Los profesionales estudiados por Astedt-Kurki y Isola indican que el humor ha ayudado a los pacientes a hacer frente a las situaciones difíciles ofreciéndoles un momento de descanso y una nueva perspectiva sobre la situación de cambió en la vida. El humor puede neutralizar la carga de las emociones y aliviar la gravedad de la situación. Para Robinson, el humor no cambia la situación, sino que busca una perspectiva y un equilibrio, durante este tiempo la carga de la realidad se olvida, y los sentimientos de no tener salida pasan a ser de esperanza, esto no sólo ayuda al paciente, sino a sus familiares, amigos y profesionales para enfrentar el problema.

Las investigaciones muestran también que el humor puede crear un sentido de la reconciliación entre los profesionales y los pacientes e incluso poner en nivel la jerarquía, según Robinson sirviendo para suspender las barreras entre el profesional y lo paciente, por romper el hielo y así el paciente percibe la calidez, la atención a su persona, y la compasión. Además el humor crea una abertura que permite abordar temas sensibles e ir más allá, y es utilizado por los profesionales para iniciar una conversación sobre un tema que él o el paciente tienen dificultades para acercarse y puede ser el preludio de un nuevo intento de entrar en el mismo tema, más adelante en la conversación. Según Beck el humor puede asumir un papel importante en el desarrollo de una relación terapéutica, pudiendo ser utilizado para construir las relaciones entre profesionales y pacientes o consolidar los vínculos existentes en la relación por crear efectos a largo plazo más allá de lo inmediato.

El humor en el psicoanálisis

Para Freud, el yo es comúnmente obligado a renunciar al principio de placer debido al superyó, o en el mejor de los casos modificarlo de acuerdo a los designios del principio de realidad, él postula que el humor sería una especie de triunfo del principio del placer, y esto sería bueno para el yo, porque permitiría momentáneamente un disfrute narcisista de la existencia libre de culpa. En este caso, el superyó, instancia más implicada cuando se trata del humor, actúa sobre el yo como una instancia buena y amable en lugar de ser hipercrítico y tiránico. Freud también creía que el humor es fundamentalmente una forma creativa de ver la realidad y el mundo.

Según el psicoanalista Martin Grotjahn (1904-1990) el humor puede mejorar la tolerancia a las emociones del analista y las experiencias traumáticas y dolorosas del paciente, y en circunstancias específicas el humor puede permitir que el analista logre mantener y establecer una conexión afectiva y efectiva con el paciente mientras este esté expresando emociones extremas como: un profundo dolor, un terror incesante, un trauma insoportable o una ansiedad aguda. El humor puede ayudar al analista en situaciones donde él se queda inundado o abrumado por las emociones tóxicas, y también puede proteger la díada de las emociones abrumadoras, lo que les permite una forma de placer y de la comunión. Cuando el paciente produce el humor se puede inferir que hubo un cambio significativo en su economía emocional: una disminución de las ansiedades confusionales y paranoicas, y un aumento de la capacidad de conciliar la disociación de los aspectos reprimidos, lo que permite una mayor tolerancia de la frustración y del dolor.

La búsqueda de la integración, uno de los objetivos terapéuticos en el tratamiento de pacientes severos, debe considerar como uno de sus éxitos el surgimiento y desarrollo de un sentido del humor que a su vez revela que se lograron los mecanismos de adaptación a la realidad, deteniendo la compulsión a elegir entre el sufrimiento y su negación, y ofreciendo la oportunidad de confrontar y reparar sus causas. Estas son razones suficientes para justificar el uso del sentido del humor por el acompañante terapéutico y todos los profesionales que intervienen en la salud mental de los pacientes severos.

Palabras finales

Ciertas condiciones pertenecen al profesional, como la intuición y la sensibilidad, el juicio, la experiencia, la personalidad y la actitud hacia el uso del humor. Los otros están conectados al paciente, cuando este aprecia el humor en la vida cotidiana y lo inicia, es fácil para el profesional entrar en el juego. Cuando la situación es difícil, embarazosa o molesta, el humor puede ayudar al profesional, al paciente, o a ambos a miraren se. En cambio, en situaciones de alto estrés, el humor puede ser inapropiado, cada situación de cuidado es complejo y necesita un juicio profesional en todas sus facetas. Por lo tanto, no existe una solución simple para el uso del humor. Como destacó Sheldon en su análisis del concepto, el humor no es una panacea para todos los problemas y no neutraliza todas las ansiedades experimentadas, más es una fuerza positiva y como complemento a otras intervenciones no deja de ser terapéutica.

El uso de humor por el acompañante terapéutico indica también una relajación en su superyó profesional, que permite a su yo profesional reírse de sí mismo en una situación en la que él se encuentra atascado y, a menudo sin saber qué hacer. Influyen en la capacidad de utilización del humor con los pacientes: "el ejercicio del saber práctico adquirido (techné, que exige una capacidad de observación, memoria y sentido de oportunidad) y la utilización de la inteligencia práctica (métis, formada por: el golpe de vista, darse cuenta al instante de lo que es esencial o no; el ingenio, capacidad de encontrar rápidamente una solución inesperada o resolver una dificultad de manera astuta y sutil; por el sentido de oportunidad, percibir el momento apropiado para realizar la acción) con el fin de percibir la ocasión exacta para realizar la acción (kairós), y con suerte poder operar en el momento adonde algo puede ser trasformado (crisis)" (Chaui, 1994). 

Acompañando la constitución de su árbol genealógico, podemos decir que el humor debe ser siempre verdadero, se basar en el buen juicio para su uso adecuado, y en el ingenio en su engendramiento, para poder cosechar como fruto la alegría.

Referencias:

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Astedt-Kurki, P, & Isola, A., Humour between nurse and patient, and among staff: analysis of nurse´s diaries, J. Adv Nur, 35 (3), 452-8, 2001.

Beck, C. T., Humour in nursing practice, a phenomenological study. Int. J Nurs. Stud., 34 (5), 346-52, 1997.

Chauí, M., Introdução à História da Filosofia – dos pré-socráticos a Aristóteles, Brasiliense, São Paulo, 1994.

Greenberg, M., Therapeutic Play: developing humour in the nurse-patient relationship, J.N.Y. State Nurses Assoc, 34 (1), 25-31, 2003.

Grotjahn, M. Beyond Laughter: Humor and the Subconscious, New York, 1957.

Robinson, V., Humour and the health professions, Thorofare, N.J.: slack, 1991. 

Sheldon, L.M. An analysis of the concept of humour and its application to one aspect of children´s nursing. J. Adv. Nurs., 24 (6), 1175-83, 1996.

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